Manuel Hibernón, anarquista y libre pensador, militó políticamente a través del Sindicato Luz y Fuerza del Ebro, ubicado en Barcelona.
Se exilió primeramente en Francia, en mayo de 1939, siendo internado en el campo de refugiados de Argelés. En 1940, por intermediación de la Cruz Roja consigue reunirse con su mujer, Encarnación Ruiz, y sus tres hijos y se desplazan hacia un pequeño pueblo en el macizo central francés. Durante su exilio en Francia trabajó primero como campesino y después como electricista, su verdadera profesión, levantando torres de alta tensión en la frontera franco-española. Su hijo, Manuel Hibernón Ruiz, comenta que gracias a este trabajo su padre pudo ayudar a escapar a varias personas que huían de la España franquista.
Tras la segunda Guerra Mundial, en 1951, a falta de trabajo debido a las duras condiciones económicas francesas se exilió junto con su familia a Argentina. A bordo del barco El Florida dejó constancia de ese viaje en su diario; un documento que refleja el día a día de lo que supuso ese viaje largo, lleno de esperanzas e incertidumbre. Partieron el 27 de diciembre de Cugnaux, Francia, y llegaron el 19 de enero a Buenos Aires. Durante ese viaje sucedieron varios episodios, como por ejemplo el no poder bajar del barco cuando llegaron a Rio de Janeiro y Monteviedo; el primero fue una orden policial y el segundo alegando una epidemia de gripe. Esto causó un malestar entre los pasajeros. Episodios como este lamentablemente se sucedieron a lo largo de la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría en donde algunos estados latinoamericanos no dejaban bajar del barco a los refugiados políticos por miedo a una infiltración de izquierdas, comúnmente conocido como el “miedo al rojo”.
Diario de viaje